(Tonecho)
"No es que a estas alturas de mi vida (por llamar a esta
mierda de alguna manera) me preocupen mucho los problemas, la verdad. Son parte
de mí, es más, yo soy uno de ellos. Pero este en concreto, me jode. Toca mi
autoestima (a veces la tengo), mi ego intermitente y la fibra sentimental.
Este cuerpo que Dios me dio, si es que existe (…Dios. El
cuerpo está aquí) tiene, de un tiempo a esta parte, el sádico capricho de estar
completamente desintonizado con mi mente en los escasos momentos sexuales que
intento disfrutar.
No amiga. No es culpa tuya, en absoluto. Bueno, si tiene
cierta culpa tu cálida desnudez de que ahora este jodido, pero no de que esto
falle (y no folle). Aún en el improbable caso de que tu cuerpo hubiese
defraudado a mi mirada, quedaría el tacto (…ah, la piel), infinitamente más
sabio que la vista, paciente y hermosa amiga.
¿La edad? No creo. Los de arriba pretenden que dure sano
hasta los sesenta y siete; y esta gentuza no suele equivocarse con sus putas estadísticas.
El alcohol y el tabaco descartados. No recuerdo haberlo
hecho nunca sin mis dos fieles compañeros. Quizá en mis primeras ofrendas a
Onán, no sé.
Podría influir el distanciamiento entre relación y relación
que por culpa de mi carácter tan sociable y dejadez sufro últimamente, pero aún
así, desde que era un chaval (breve, pero intenso), nunca he compartido la opinión
del sexo con frecuencia (la belleza no debe ser frecuente, se convertiría en
vulgar) Hay que coger (bien dicho) las cosas con ganas. Tampoco distanciarlo en
exceso, que si no corremos (…) el riesgo de irnos antes de entrar.
Pero lo mejor será olvidarse, cambiar de tema, disfrutar de
tu presencia (cúbrete, por favor), y recorrer, al ritmo de la música y tus
latidos, las zonas más erógenas del alma. Creo que te quiero."