martes, 5 de abril de 2022

Soledad

 

(Tonecho)


Soledad

 

                                  "Contradictorio, pero cierto, por eso jode. Cuando más solo me siento es cuando estoy acompañado, amiga mía.

 Dicen de mí que soy un lobo (...o un perro, depende de la simpatía que me tengan) solitario ¡La hostia! qué capacidad de observación ¿Por qué estoy siempre sólo? me preguntas. Mira; Los amigos son como los reyes magos, no existen (son los padres, y no siempre) La  familia no cuenta, no la elegimos, nos toca en suerte o en desgracia, y pareja, verás, tengo un serio problema con el compromiso (nos llevamos mal) Para tener compañeros de trabajo habría que trabajar, y ese un precio muy alto para, a cambio, aguantar charlas estúpidas. ¿Qué más queda? No me entiendo ni con mi sombra (…por eso salgo de noche), y la gente, por lo general, o me aburre o me molesta (¿por qué nacemos con lengua?). Gracias que esta noche hablo con alguien, y es porque estás tú, si no lo haría sólo (hablar)

 Así pues, mis necesidades de relación son impertinentemente limitadas. Camareros y poco más. Pero mi organismo, al revés que mi cerebro, es normal, y tiene la molesta función de desarrollar algunas sustancias raras que inducen a ciertos comportamientos más raros aún. La adrenalina la llevo bien, por ejemplo (…la bajo con whisky). La dopamina la controlo (…o ella a mi) solito (…y si no, llamo a un camello de guardia). Pero hay algo que se me escapa de las manos (…bueno, de las manos, a veces), que es la puta testosterona (…hasta el nombre asusta).

 Es entonces cuando surge esa imperiosa  necesidad de acercarme al sexo opuesto (…cuanto más cerca, mejor). Disfruto, cierto, de su/tu compañía; inteligencia, encanto, sensibilidad y valor. Todas esas virtudes de las que el hombre anda cojo, suelen actuar como bálsamo en mi costra. Eso, sumado a otros agrados (…más físicos), me empuja (…nos empuja) a la cama, y una vez allí, cuna de sueños y altar de despertares, comienza la danza del deseo; mil veces repetida pero siempre imprevisible, misteriosa…casi mística

 Tras el sudor, los besos, los latidos y jadeos, bordamos el final…y es ahí, en el fuego del irremediable “Do de pecho” retardado, cuando tocas lo más intenso y mágico de la relación humana,  segundos antes de caer, impotente (…nunca mejor dicho), en el sentimiento más profundo de absoluta soledad. Paradójica y dura sensación. Al rato, te miro y estas aquí, conmigo, separados por una sabana…tan lejos.

¿Echamos otro polvo? Hoy me siento sociable. Vaya, te has dormido. No me extraña."