domingo, 24 de noviembre de 2013

Entretenimiento en negro








                      Me presento; mi nombre es Bruno y me dedico a matar gente. Gente que estorba. O gente que estorba a mi jefe, mejor dicho. Es, mi jefe, un hombre importante, poderoso. La mitad de la droga que se mueve en esta ciudad pasa por sus manos; es decir, que trabajo no me falta, gracias a Dios.

Aunque pueda parecer vanidoso, he de decir que soy bueno en lo mío. Muy bueno. Jamás dejo huellas ni pistas que seguir. Tanto es así, que cuando me cargo a alguien todos saben que he sido yo; todos menos la poli, claro. Quizás, por eso, me siento un tanto incomodo con este último encargo. Sus palabras  fueron estas : " Bruno, mi mujer se ve con otro tipo, me la está pegando. Entérate de quién es y bájatelo"
Al ser un tema personal, no de negocios, ha de parecer una chapuza. Que nadie crea que ando yo por medio.

 Hago lo que haría cualquier  novato; comprar una pistola "sucia" en el mercado negro. Una de estas pipas con pasado turbio; Algún marrón de atraco o ajuste de cuentas, a saber. Algo que se relacione con una pista falsa. Con esto y un buen plan será suficiente. Puedo proceder.
He quedado con mi jefe en un descampado fuera de la ciudad. Nadie lo sabe, ni su socio, ni sus amigos, nadie. Quiere prudencia, es su honor el que está en juego y sólo se fía de mí para estas cosas. Ser un cornudo no es plato de buen gusto, supongo, y además no está bien visto, no sé por qué.
 Veo su coche a lo lejos. Me acerco, abro la puerta y me siento a su lado.

- Hola Bruno ¿lo has hecho? Dice sin mirarme.

- Aún no. Respondo mientras pego el cañón del revólver en su moflete.

- ¡ ¿Pero qué haces?!

Tranquilamente le miro, esta atónito, confuso. Siento su miedo.

- Me dijiste que matara al que se tira a tu mujer ¿no? Pues eso.

- ¡Pero yo soy su marido, imbécil!¡Al otro, me refiero al otro!

- El "otro" soy yo- digo antes de disparar. Le meto dos tiros en la cara, y luego vacío el cargador sobre su cuerpo. Que parezca hecho con miedo, o rabia. Da igual. Después le quito la billetera, y ya puestos, corto su nariz; la pasma está obsesionada con las bandas latinas, puede que les dé por investigar por ahí; con estos inútiles nunca se sabe. Echo un vistazo rápido, a modo de despedida, digo "ciao" como en las pelis y me voy.


Ya sólo me queda  llamar a Carla y darle el pésame. Seré el primero, eso seguro. No le diré que he sido yo, claro. Con las mujeres nunca se sabe; lo mismo le da pena y la jodimos. Me mostraré cariñoso y protector. Necesitará a alguien que la consuele, y de paso le ayude en los negocios del difunto. Puede contar conmigo, ahora estoy en paro.