lunes, 25 de octubre de 2021

Vocación



 

                                          "Tienes toda la razón, socio. Yo también conozco un caso parecido al que me cuentas. Un tío que empezó desde abajo, y llegó lejos.

 Era un chaval de mi barrio, buen tío, normalito, pero con un talento especial para las drogas. Le gustaban todas, especialmente la coca, aunque no le hacía ascos a nada. Tenía, como te digo, algo especial. Era una especie de sumiller del perico. Entre su experiencia, que era mucha, y un sexto sentido innato para catar, lo detectaba todo. Procedencia, si estaba cortada, como era la subida, el bajón…todo. Un hocico fino, vaya.

Empezó pillando para los colegas.  Nunca se equivocaba y sabía donde encontrar farlopa  de la buena. Con estos pequeños "trapis" , a él le salía el tema  gratis. Bien, pero, como tonto no era, un día se dijo:”Coño, aquí hay negocio”. Y así fue. Se corrió la voz y al poco le vendía a todo el barrio. En la calle, el boca a boca funciona, y como siempre vendía tema bueno, le sobraban compradores. Incluso se permitió cortarla en más de una ocasión, pues sabía de sobra con qué, y que no se notase.

Luego vinieron los clientes especiales. Esos pijos que te piden algo bueno para follar, o para una fiesta, o para estar de tranquis, y claro, como él era un experto, les asesoraba de la hostia.

Total, que el negocio creció. Contrató gente para el menudeo. Empezó  a mover cantidades tochas, y se hizo un nombre. Incluso la pasma  le respetaba. Nunca hubo una sobredosis y nunca un marrón de sangre. Todo controlado. Sin malos rollos. Llegó un momento que tenía tanta pasta, en negro, claro, que incluso cuando le ponían una multa se alegraba, por qué, como él decía: “Así contribuyo con el estado”.

Pero un buen día todo se jodió. Llegaron las multinacionales, y adiós. Bandas de fuera con mucha pasta y con mucha peña. Vendiendo barato y a todas horas. En todas partes. Una plaga.                                 

Le dieron dos alternativas. Coger un dinero por retirarse, o movida. Y como las movidas no eran su rollo, se jubiló. Andará por algún parque viendo como "gramean"  los chavales. Con cuarenta tacos, tampoco está mal.

 Pero en la calle nada volvió a ser lo mismo. Es todo mucho más frío, sin implicación personal. Llegas, pillas y te vas. Ni los buenos días, colega. En cierta manera se le extraña.

Más o menos como el ferretero que me cuentas, que llegó el “Leroy Merlin” y a la mierda.El pez grande se come al chico. Así con todo. Vaya asco de vida."