- “…Según te veo, así, a media distancia, me derrito. Como quisiera saber que esconde tu boca, detrás de esas palabras que no escucho. Te busco los ojos, y apenas se cruzan con los míos, los distraes en otra cosa ¿será timidez o rechazo? Yo sigo, resbalando mi mirada por tu cuello, blanco y liso, que con la aparente inocencia de un cuchillo, me obliga a bucear imaginario por debajo de tu blusa…ah, entonces descubro a la mujer. Mis pensamientos se convierten en deseos y me pierdo en el placer que no consigo, es decir, pasión.
Como quisiera atreverme a dar el paso, cruzar esa línea imaginaria que mi moral y mi vergüenza, incómodamente realista, marca. La edad. Esos quince años que nos deben separar me frenan, como frenan mis sueños y mi hombría. Se que no me atreveré, o si, no se, quizás si tu mirada me invitase…”
Los ojos de la señorita Marta miran fijamente al muchacho, cuando le habla;
- Raúl…por favor, atiende lo que estoy explicando, que siempre estas en las nubes, hombre, y mañana hay examen, no te olvides.
3 comentarios:
Enamorado de la profe... qué marrón.
"Como quisiera atreverme a dar el paso, cruzar esa línea imaginaria que mi moral y mi vergüenza, incómodamente realista, marca."
me gusta el enfoque, pero (i es una opinión... ya sabes) lo de la moral no me convence, que le frene la edad o la verguenza, si, pero creo que la moral frenaria la situación si fuera al reves.
de todos modos, ya sabes... guapo el texto
Yo te he entendido a la primera. Qué bien los has presentado, Antonio
Incluso parece que gustan estas situaciones. Cuántas veces se habrán dado lugar, ¿verdad?
Un fuerte abrazo.
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