jueves, 30 de diciembre de 2010

Carta cobarde


Tanto tiempo ha pasado ya, cinco años, creo, que no se ni como llamarte;
¿Amiga, compañera, amante…? Tampoco esta muy claro lo que fuimos, ¿verdad?.
Algo hermoso, en cualquier caso.


Si, siempre juntos. Cuando salíamos, inseparables. Fuese con amigos, fuese solos.
 Nos reíamos y disfrutábamos como íntimos, si discutía con alguien, tú a mi lado, si conocíamos gente era a la par. Casi parecíamos hermanos. Pero luego, en casa, cuando yo te besaba en silencio, mirándote, me fundía en placer, y te amaba, hasta que ya, exhausto, terminabas acunando mis sueños.


También, en las horas bajas, hemos llorado mucho, y has estado ahí, en todas mis depresiones, en mis muertes. En mis locuras y soledades, fiel, dándome tu espíritu, llenando el vacio de mi vida y de mi esencia.
Aun así te deje. Tanto dependía de ti, que se me olvido ser hombre. Había perdido mi persona. La necesidad constante de tu apoyo menguo mi ser, mi libertad, y busque encontrarme de nuevo, sin ti, sin nadie, como volviendo a nacer.



Ahora, a veces te veo de lejos, y temo saludarte. Perdóname, ya se que no me vas a comer, ni a reprochar nada, te conozco. Pero entiéndeme, estoy casado y tengo una familia a la que amo. Se sobradamente que te deje amándote aun, y tengo miedo, pues la chispa podría surgir de nuevo.


.
Por eso disculpa, querida amiga, si miro de reojo, con cierto recelo al verte en otros labios. Quizás sean los celos. Quizás el recuerdo, no lo se. O tal vez las ganas de besarte otra vez, después de tanto tiempo. Por eso, te mando desde aquí el beso, bien lejos, pues aunque soy feliz sin ti, querida botella, aun te recuerdo.


Tu infiel amante que no te olvida.



2 comentarios:

Manuel dijo...

Fiel a tu manera de escribir, cuando al final desatas la verdadera trama de tu narración.
No es todo el mundo que sabe hacer eso amigo mío.

Me entristece que sea algo que no se pueda olvidar del todo. Sin embargo la entereza de la persona y sobre todo la fuerza que ejerce la familia que se tiene alrededor es capaz de "apartar", siempre a tiempo, a esa destructiva y siempre atrayente amante.

Un abarazo, amigo mío.

mcjara dijo...

Tu narración una vez más, impecable.
Tu firmeza también, que de piedra no se es. Recuerda que hay amores que matan, y chispas pequeñas que incendian grandes bosques.
Una carta a la botella que el lector cree mujer hasta el mismísimo final... Excelente.