miércoles, 9 de febrero de 2011

Nunca llueve al gusto de todos




              Mientras en el frívolo occidente las organizaciones defensoras de animales celebran la prohibición del uso de coballas de laboratorio, en un lugar mucho más remoto, cientos de personas recién vacunadas con un nuevo fármaco aún no probado sufren terribles consecuencias.Se ve que no era el adecuado.

              Los familiares y afectados lloran y se quejan, claro; en ésos países tercermundistas no comprenden el significado del equilibrio biológico y medioambiental. El egoísmo humano, que no conoce limites.



3 comentarios:

Manuel dijo...

Efectivamente, el egoísmo y algún que otro h.p. Tremenda verdad, Antonio. Y fíjate que a nosotros, los de a pie, nos carcome una terrible impotencia de saber bien el cuento y no poder contarlo.

Excelente denuncia y reflexión.
Un abrazo.

YOLITA dijo...

Antonio en cortas palabras has descrito un mal que trata de oscurecer la transparencia del amor...y es que al hablar de amor se habla de servir, compatir, y celebrar la felicidad de otros...se habla de salud..pero lamentablemente no siempre es asì.
Tengo un lema muy claro y muchas veces no se aplica..
"Si sembramos amor...cosechamos vida"

Gracias por compartir tus letras y por existir

Te agradezco la visita por mi blog

Un abrazo Supercolombiano!!!!

Liliana JALILE dijo...

Pues... creo que es una estupenda idea y necesita más trabajo. El tono explicativo le quita esa fuerza que hace de un micro, una gema. Al menos así lo siento yo, Caste.