martes, 22 de febrero de 2011

Marta y su mirada




                   - “…Según te veo, así, a media distancia, me derrito. Como quisiera saber que esconde tu boca, detrás de esas palabras que no escucho. Te busco los ojos, y apenas se cruzan con los míos, los distraes en otra cosa ¿será timidez o rechazo? Yo sigo, resbalando mi mirada por tu cuello, blanco y liso, que con la aparente inocencia de un cuchillo, me obliga a bucear imaginario por debajo de tu blusa…ah, entonces descubro a la mujer. Mis pensamientos se convierten en deseos y me pierdo en el placer que no consigo, es decir, pasión.

Como quisiera atreverme a dar el paso, cruzar esa línea imaginaria que mi moral y mi vergüenza, incómodamente realista, marca. La edad. Esos quince años que nos deben separar me frenan, como frenan mis sueños y mi hombría. Se que no me atreveré, o si, no se, quizás si tu mirada me invitase…”


Los ojos de la señorita Marta miran fijamente al muchacho, cuando le habla;


- Raúl…por favor, atiende lo que estoy explicando, que siempre estas en las nubes, hombre, y mañana hay examen, no te olvides.


3 comentarios:

mcjara dijo...

Enamorado de la profe... qué marrón.

de Avalon dijo...

"Como quisiera atreverme a dar el paso, cruzar esa línea imaginaria que mi moral y mi vergüenza, incómodamente realista, marca."

me gusta el enfoque, pero (i es una opinión... ya sabes) lo de la moral no me convence, que le frene la edad o la verguenza, si, pero creo que la moral frenaria la situación si fuera al reves.

de todos modos, ya sabes... guapo el texto

Manuel dijo...

Yo te he entendido a la primera. Qué bien los has presentado, Antonio

Incluso parece que gustan estas situaciones. Cuántas veces se habrán dado lugar, ¿verdad?

Un fuerte abrazo.